De más está decir que las comunidades de aprendizaje pueden aportar una serie de beneficios tanto a alumnos/as como a docentes.
Dentro de esta presentación, me ha llamado la atención especialmente la diapositiva referida a los llamados grupos interactivos, de manera que se parte de la creación de un agrupamiento inclusivo con los objetivos de mejorar los resultados académicos del alumnado, así como las relaciones interpersonales y la convivencia.
Por
tanto, se busca agrupar a los alumnos/as de un aula en subgrupos de cuatro o
cinco personas, de la forma más heterogénea posible en lo que respecta a
género, idioma, motivaciones, nivel de aprendizaje y origen cultural;
y cada uno de los grupos citados se incorpora una persona adulta de la
escuela o de la comunidad y su entorno, que, voluntariamente, se incorpora al
clase para favorecer estas interacciones.
Explicado en que consiste este concepto de los grupos interactivos, esta clase de metodología me parece absolutamente perfecta para abogar por una educación inclusiva, eliminar las barreras entre los alumnos/as y resaltar sus fortalezas. Que nuestros alumnos/as se sientan competentes, comprendidos y aceptados independientemente de sus cualidades o capacidades es solo un paso más para lograr esa integración del alumnado que deberíamos buscar siempre. Por ejemplo, si alguno de los niños/as presenta alguna discapacidad o trastorno, esta práctica favorecerá su integración en gran medida, de ahí que la considere tan sumamente valiosa para el día a día de las clases.
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